La
soledad.
El
miedo.
Hay
un lugar
vacío,
hay una estancia
que
no tiene salida.
Hay
una espera
ciega
entre dos latidos,
entre
dos oleadas
de
vidas hay una espera
en
que todos los puentes
pueden
haber volado.
Entre
el ojo y la forma
hay
un abismo
en
el que puede hundirse la mirada.
Entre
la voluntad y el acto caben
océanos
de sueño.
Entre
mi ser y mi destino, un muro:
la
imposibilidad feroz de lo posible.
Y
en tanta soledad, un brazo armado
que
amaga un golpe y no lo inflige nunca.
En
un lugar, en una estancia - ¿dónde?,
¿sitiados
por quién?
El
alma pende de sí misma sólo,
del miedo, del peligro, del presagio.
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