Tuvimos hambre, hambre de la nada.
Leopoldo
María Panero
El diablo es ciego y tiene grandes dientes,
te obliga a mendigar o a regentar burdeles y cárceles,
a crear jaulas para los pájaros,
a construir torres de marfil, inexpugnables,
desoladas como fauces bañadas con la sangre de los mártires.
El diablo es su propia pesadilla.
(...)
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