jueves, 12 de diciembre de 2013

La herida, a Alejandra Pizarnik

La herida
A Alejandra Pizarnik

La grieta del mundo se hizo profunda,
la tierra dejó de ser tierra
para ser grieta, solamente grieta,
solamente herida
donde adentrarse
y ver el mundo vacío
por dentro,
el encierro interno
del espacio y de las palabras
barreras del lenguaje
límite de todo.

Alejandra,
te sueño en tu ansiado jardín,
por fin contigo misma,
por fin en silencio,
los huesos no te duelen
y respiras el aire que tus pulmones anhelaban.
Encontraste la piedra más oscura,
perseguiste la sombra más negra
con el denuedo de la mujer loba
que, sin duda, es siempre la niña
de ojos cenicientos que soñaba.


Alejandra Pizarnik (1936-1972)




miércoles, 11 de diciembre de 2013

Suave es la noche (fragmento), de Francis Scott Fitzgerald



"El hotel y la brillante alfombra tostada que era su playa formaban un todo. Al amanecer, la imagen lejana de Cannes, el rosa y el crema de las viejas fortificaciones y los Alpes púrpuras lindantes con Italia se reflejaban en el agua tremulosos entre los rizos y anillos que enviaban hacia la superficie las plantas marinas en las zonas claras de poca profundidad. Antes de las ocho bajó a la playa un hombre envuelto en un albornoz azul y, tras largos preliminares dándose aplicaciones del agua helada y emitiendo una serie de gruñidos y jadeos, avanzó torpemente en el mar durante un minuto. Cuando se fue, la playa y la ensenada quedaron en calma por una hora. Unos barcos mercantes se arrastraban por el horizonte con rumbo oeste, se oía gritar a los ayudantes de camarero en el patio del hotel, y el rocío se secaba en los pinos. Una hora más tarde, empezaron a sonar las bocinas de los automóviles que bajaban por la tortuosa carretera que va a lo largo de la cordillera inferior de los Maures, que separa el litoral de la auténtica Francia provenzal.

A dos kilómetros del mar, en un punto en que los pinos dejan paso a los álamos polvorientos, hay un apeadero de ferrocarril aislado desde el cual una mañana de junio de 1925 una victoria condujo a una mujer y a su hija hasta el hotel de Gausse. La madre tenía un rostro de lindas facciones, ya algo marchito, que pronto iba a estar tocado de manchitas rosáceas; su expresión era a la vez serena y despierta, de una manera que resultaba agradable. Sin embargo, la mirada se desviaba rápidamente hacia la hija, que tenía algo mágico en sus palmas rosadas y sus mejillas iluminadas por un tierno fulgor, tan emocionante como el color sonrojado que toman los niños pequeños tras ser bañados con agua fría al anochecer."

Francis Scott Fitzgerald (1896-1940)



lunes, 9 de diciembre de 2013

El mito de Sísifo (fragmento), de Albert Camus




"No hay más que un problema filosófico verdaderamente serio: el suicidio. Juzgar que la vida vale o no vale la pena de que se la viva es responder a la pregunta fundamental de la filosofía. Las demás, si el mundo tiene tres dimensiones, si el espíritu tiene nueve o doce categorías, vienen a continuación. Se trata de juegos; primeramente hay que responder. Y si es cierto, como quiere Nietzsche, que un filósofo, para ser estimable, debe predicar con el ejemplo, se advierte la importancia de esta respuesta, puesto que va a preceder al gesto definitivo. Se trata de evidencias perceptibles para el corazón, pero que deben profundizarse a fin de hacerlas claras para el espíritu."



Albert Camus (1913-1960)



lunes, 2 de diciembre de 2013

Amor constante más allá de la muerte..., de Quevedo



Amor constante más allá de la muerte...

Cerrar podrá mis ojos la postrera 
sombra que me llevare el blanco día, 
y podrá desatar esta alma mía 
hora a su afán ansioso lisonjera;

mas no de esotra parte en la ribera 
dejará la memoria en donde ardía: 
nadar sabe mi llama la agua fría, 
y perder el respeto a ley severa.

Alma a quien todo un dios prisión ha sido, 
venas que humor a tanto fuego han dado, 
médulas, que han gloriosamente ardido,

su cuerpo dejarán, no su cuidado; 
serán cenizas, mas tendrán sentido; 
polvo serán, mas polvo enamorado.



Francisco de Quevedo (1580-1645)



miércoles, 13 de noviembre de 2013

Habla también tú, de Paul Celan




Habla también tú,
sé el último en hablar,
di tu decir.

Habla -
Pero no separes el No del Sí.
Y da a tu decir sentido:
dale sombra.

Dale sombra bastante,
dale tanta 
cuanta en torno a ti tú sabes extendida entre
medianoche y mediodía y medianoche.

Mira en torno:
ve como alrededor todo se hace viviente.
¡En la muerte! ¡Viviente!
Dice la verdad quien dice sombra.

Pero se estrecha ahora el lugar donde estás:
¿Adónde ahora, despojado de sombra, adónde?
Asciende. Tanteante, asciende.
Te haces más sutil, más irreconocible, más fino.

Más fino: un hilo
por el que quiere descender la estrella
para abajo nadar, al fondo,
donde se ve brillar: sobre móviles dunas
de palabras errantes.

Paul Celan (de "Von Schwelle zu Schwelle", 1955; versión de José Ángel Valente)




sábado, 2 de noviembre de 2013

Mi primer recital en Granada


El pasado 25 de octubre leí mi plaquete "No hay reyes en el infierno" en Granada. Agradezco a todos los que acudisteis a la cita, me sentí muy arropado en mi debut granadino. Hubo momentos en que creí que estaría solo y al final casi no cabíamos en la sala de la Biblioteca de Andalucía.





lunes, 7 de octubre de 2013

Confesiones de un fumador de opio (fragmento)



<Aislado en 1803 e introducido su uso general en los albores de 1820, la morfina era desde un principio más una herramienta de uso médico que destinada al pueblo que de carácter popular o familiar, menos disponible fácilmente y más cara que el opio sin refinar y aunque presentaba la ventaja de una fuerza predecible -el alcaloide aislado era de una concentración consistente mientras que los diferentes lotes de opio en bruto podían variar radicalmente en cuanto a la proporción de sus elementos constituyentes- nadie estaba seguro de cuál era la forma más adecuada de usarlo, pero con la introducción a mediados de 1850 de un dispositivo más exclusivo, la jeringa hipodérmica, la morfina llegó a ser más efectiva y más restringida a la práctica de la profesión médica. Una inyección de solución de morfina rápidamente llegó a formar parte del inventariado médico y la ineficacia del tratamiento precedente en todos los casos de dolor severo llegó a ser incluso más evidente cuando la nueva tecnología se propagó por todos los escenarios bélicos de Europa y los Estados Unidos durante 1860. En torno a 1880, la terapia era tan habitual en la práctica diaria médica que el autor de una enciclopédica británica proclamó: "La jeringa hipodérmica y la solución de morfina son ahora los elementos casi tan imprescindibles para un médico como el estetoscopio o el termómetro." De hecho, se extendió la imagen del médico como el hierofante del arcano de las misteriosas tecnologías curativas del último tercio del siglo-causa en parte responsable del constante estado de incremento de la profesión médica -hecho inextricablemente ligado a la administración de inyecciones de morfina. Un practicante americano de esta nueva terapia aseveró: "El paciente concede crédito al milagro". >







viernes, 27 de septiembre de 2013

(sin título)





Dicen en la radio que ya es viernes y lo dicen con alegría. Esa alegría de quien sabe lo que ha de hacer en cada momento. Parece sencillo cobijarse bajo ese árbol, pero no lo es. Hay que creer que lo que a uno le pasa es más real que lo que uno se inventa.
Una tarde un chico se encontró con un amigo y luego este amigo le presentó a una chica de pelo rizado que se empeñó en comprarle unos zapatos de gamuza azul. Por supuesto, él se negó en redondo. Pero nada pudo detenerla. La chica de pelo rizado tenía dinero y precisaba estrambóticas formas de gastarlo. Quizás parece mentira, pero ocurrió de verdad. Decía -la pobre debía de ser miope- que aquel chico tenía cierto aire a Elvis Prestley.
Esto y otro millón de cosas es lo que ocurre en las calles si te dejas llevar por la corriente. Y después se olvidan; o se recuerdan cuando menos se espera. Aleatoriamente. Aunque en mi caso puedo estar contento, la memoria es la parte de mi cerebro que menos me falla. Pero…, ¿y qué?... Deambulo sobre el teclado del ordenador. El esfuerzo que conlleva escribir no me ha movido de la silla.
En fin, en esta casa todo lo que hay es necesario. Afuera, en cambio, casi todo sobra.






miércoles, 11 de septiembre de 2013

Les enfants terribles, de Jean Cocteau



“Los seres singulares y sus actos sociales constituyen el encanto de un mundo plural que los expulsa. Se angustia uno de la velocidad adquirida por el ciclón en que respiran estas almas trágicas y ligeras. Esto empieza por unas niñerías; al principio no se ven más que los juegos.”

En este breve fragmento de Les enfants terribles, novela publicada por el escritor francés Jean Cocteau en 1929, podemos atisbar la tensión que se desarrollará en esta obra extraña, fantástica, sutilmente onírica, donde el amor establece contienda con la muerte bajo la piel de dos hermanos, Elisabeth y Paul, seres puros y bestiales y fatalmente atraídos uno sobre otro, que alcanzan el punto de no retorno en una habitación en donde se aíslan, encerrando todo su mundo. Observamos así cómo las mencionadas pulsiones  -Eros y Tánatos- impregnan las páginas del libro, o sea, la vida de los personajes. El encierro es voluntario, las camas son omnipresentes. Subyace la intención de permanecer anclados, sobre todo en Paul. Desean ahogar el porvenir. Detener el crecimiento que conlleva vivir. Se podría analizar como una teoría sobre el rechazo a la madurez. En otras palabras, la renuncia a la vida adulta es el tema fundamental de Les enfants terribles. Como Albert Thibaudet, posiblemente el crítico literario francés que gozó de mayor audiencia en el periodo entre las dos guerras mundiales, sintetizó con maestría:

“Les enfants terribles es el libro de la infancia que sobrevive (…) en seres marcados por un signo extraño, una característica perdurable que la edad no logra borrar y que, por el contrario, exaspera. Así como hay seres que no salen del sueño cuando despiertan, los hay que no salen de la infancia cuando han crecido. Cocteau los ha conocido y ha escrito su dolorosa novela.”

Jean Cocteau escribió este libro mientras superaba uno de sus procesos de desintoxicación al opio. Era una historia que llevaba años queriendo contar, que tenía guardada adentro, por lo que cuando la novela se decidió a salir, lo hizo ininterrumpidamente, sin permitir al propio escritor moldearla a su antojo. Así se deduce al leer lo que confesaba el poeta francés en relación al proceso de escritura:

“Escribía siete páginas al día. Creo haber contado que escribía diecisiete, pero eso es una fanfarronada marsellesa. Escribía siete páginas al día, ni una más. Y en mitad del libro, cuando Elisabeth se casa con el joven americano, quise decir cosas que me interesaban acerca de América. Quise mezclarme en el libro, actuar por mi cuenta, y el mecanismo se rompió. Tuve que esperar quince días para que volviera a ponerse en marcha.”

Les enfants terribles fue llevada a la gran pantalla en 1950 por el director Jean-Pierre Melville. Cocteau colaboró en todo el proceso; de hecho, la voz en off que se escucha en la película es suya. Su interés por el cine venía de lejos y por aquel entonces ya había dirigido varios largometrajes. Entre ellos, destacamos La sangre de un poeta (1930), hoy en día todo un clásico. Cocteau influyó a conocidos realizadores franceses de la siguiente generación, como François Truffaut, quien definía al genial poeta de la siguiente forma:

"Cocteau era de un cinismo muy especial, a base de magnanimidad. Era amable con todos y esperaba que lo fueran con él."

Es decir, Jean Cocteau era amigo de sus amigos. Entre sus amistades más relevantes, hay que señalar a Picasso y Stravinski. También era un entusiasta del jazz, siendo promotor de los primeros conciertos de jazz en Francia.

Por cierto, continuando con la música, pero regresando a Les enfants terribles y a la literatura, el propio Jean Cocteau nos aconsejó la banda sonora para acompañar la lectura de su novela:

“Escribí Les enfants terribles obsesionado por Make believe (Show Boat); quienes gustan de este libro deben comprar el disco y releerlo mientras lo escuchan.”

Make believe es una conocida canción que forma parte del musical Show Boat (compuesto en 1927 por Jerome Kern y Robert Russell). En principio, conociendo ambas piezas artísticas, el resultado de la mezcla pudiera parecer condenado al fracaso, no obstante, háganle caso a Cocteau, el autor no lo afirmaba sin motivo: combinan sorprendentemente bien.



Para leerlo bien editado y más cómodamente, clicad el siguiente enlace:
http://revistarocinante.com/contenidos/edicion_anterior/rocinante_59/index.html#/28/






viernes, 6 de septiembre de 2013

Las criaturas mamíferas de Marina Perezagua



Los dos primeros libros de Marina Perezagua (Sevilla, 1978), publicados por la editorial Los Libros del Lince, se titulan Criaturas abisales (2011) y Leche (2013) y son dos colecciones de cuentos primorosamente escritos, desasosegantes en cuanto a temática y sensaciones plasmadas y que, en buena parte, encajan con la palabra Τερατεια, tal y como se define en el Poetical Lexicon of the Greek Lenguage (1830) de Edward Maltby  y que podemos sintetizar, como hace José Ángel Valente en su diario, el 4 de abril de 1976, con la expresión “la narración de lo extraordinario”. En efecto, los personajes de Marina se sitúan fuera de la regla común, desplazándose con soltura y determinación por el inmenso campo existente entre lo fantástico y lo alegórico.
Criaturas.abisalesJorge Luis Borges, en Tlön, Uqbar, Orbis Tertius, afirma que “un libro que no encierra su contralibro es considerado incompleto”, frase de calado que nos hace considerar aCriaturas abisales y Leche como si conformasen las dos caras de una misma moneda, caras opuestas, por tanto. Cada uno de los libros, en determinada manera, se opone al otro. En Leche se vislumbra un mayor dominio de la escritura, una mayor presencia de la autora, así como tramas más elaboradas. EnCriaturas abisales asistimos a la originalidad y a la fuerza mostrada por quien lucha para subir a la superficie desde el abismo. Pero, sobre todo, ambos volúmenes se complementan, se retroalimentan, aunque, cómo no, se puedan leer con goce independientemente uno de otro.
Continuando con la anterior idea borgiana, y siempre tras la atenta lectura de las dos obras, si analizamos los títulos, por ejemplo, en el primer conjunto de cuentos, Criaturas abisales, Marina trae hasta los ojos de los lectores a personajes fascinantes de las profundidades más remotas de su propio universo, en cambio en la segunda entrega, Leche, con esa simple palabra, nos devuelve a lo sencillo, a lo básico, a lo primordial, no en vano la leche es el alimento inicial que reciben las crías, las criaturas, y constituye el primer fluido vital para los mamíferos. Vemos sin dificultad la oposición que se genera, un título como reverso del otro. Pero también salta a la vista las características que comparten ambos libros en su encabezado y que luego se plasma dentro, en las páginas, en los cuentos, porque la leche, a pesar de estar tan presente en nuestras vidas, a pesar de enviar nuestro pensamiento a las antípodas de adonde lo envía lo abisal, al mismo tiempo, no deja de ser algo misterioso y atrayente, e igualmente viene de dentro, de lo profundo de una hembra.
Tampoco hay que obviar que la palabra leche, como vulgarismo, es utilizada como sinónimo de semen, fluido seminal masculino. Decían los estoicos que el Logos spermatikós, una de las manifestaciones más propias del Pneuma, contiene las semilas –spérmata– del mundo. Este hecho permite la comunicación entre todas las cosas del mundo y la existencia de armonía en el universo.
En consecuencia, lo femenino y lo masculino se encuentran interconectados por medio de una palabra dadora de vida, y así acontece con todo el arco que hay entre estos dos referentes, idea que subyace en los cuentos de Marina Perezagua, y no sólo en Leche, sino en ambos libros.
LecheLa prosa de la que hace gala la escritora en sus cuentos es cautivadora y certera, dos adjetivos que podrían colisionar si no estuviesen administrados por unas manos habituadas al trabajo de la palabra. La prosa de Marina Perezagua salió a la luz pública en mayo de 2011, cuando Enrique Murillo, director de Los Libros del Lince, con atinada visión, decidió apostar porCriaturas abisales, pero es obvio que la prosa de esta sevillana afincada en New York viene desde mucho más lejos en el tiempo, casi desde siempre.
Además de todo lo dicho, los cuentos de Marina Perezagua hacen pensar en ella como si fuese una zahorí, esto es, una persona con la facultad de descubrir lo que está oculto, especialmente manantiales subterráneos. Del primer manantial extrae criaturas y del segundo, leche. En ambos libros sale a la luz lo que estaba oculto en el interior, sacando a la vida –palabra fulgurante– nuevas vidas. Preferimos dejar con la intriga sobre esas creaciones, no desvelar el contenido de los cuentos de los dos libros de Marina para que los lectores puedan disfrutar del impacto sin protecciones. Nos quedamos con las ganas de apuntar los curiosos nombres o las extraordinarias características de sus criaturas, de señalar los sorprendentes, extraños y, a veces, aberrantes hechos narrados, de ahondar en alguno de los pasajes históricos escogidos del pasado para emplazar una determinada historia, un pasado que nos nutre, o nos envenena, un pasado imborrable en cualquier caso. La temática es rica, variada, y se tratan de manera original cuestiones fundamentales. Estamos ante una escritora que no podía quedar en silencio. Su voz literaria sustenta todas sus páginas. Una voz de la que Ray Loriga, en el prólogo a Leche, habla así: “Hay en la voz de esta autora, en su fraseo puño por puño, una sorprendente calma, una certeza, una bellísima esperanza. Algo late, algo vive, algo es, entre los escombros de nosotros mismos. Frente a la dureza de sus arrugadas texturas, la escritura de estas tenebrosas narraciones ofrece la firmeza de una voz inquebrantable, el ritmo austero y preciso de quien sabe por dónde anda, aunque camine por la oscuridad”.
Bienvenida a nuestras vidas, Marina, tu literatura está viva, lo conseguiste; tus criaturas abisales se gestaron y nacieron y tu leche, después, las ha nutrido. Como sabes, ahora hay infinidad de direcciones. La libertad está determinada por la elección. Escribir es elegir cómo afrontar la vida. “Se puso a llorar y después sonrió a través de sus lágrimas”, son palabras de Gérard de Nerval. Tus cuentos, como el llanto, como la risa, poseen ese doble cariz; no se puede crear algo terapéutico sin antes haber conocido lo dañino. El fuego es imposible sin el aire. El agua acaba en la tierra.


miércoles, 14 de agosto de 2013

Palabras para el que sabe




En Naked lunch, William S. Burroughs (1914—1997) vomita el infierno que fue creando y vislumbrando en su interior durante los quince años en que el escritor estuvo enganchado a la droga. Droga es el término genérico que Burroughs utiliza para referirse al “opio y/o sus derivados, incluyendo los sintéticos, del demerol al palfium”. Es como si el resto de drogas no mereciesen el nombre de droga. Solo el opio, los opiáceos, es droga para Burroughs. De igual manera, denomina también con una palabra específica a su periodo de adicción a la droga: la Enfermedad. El escritor entró en contacto con la Enfermedad con treinta años y logró escapar de ella, tras incontables intentos fallidos, con cuarenta y cinco y en un aceptable estado de salud, considerando las circunstancias. Era 1959. Naked lunch se publicó ese mismo año reuniendo, ordenando y editando las notas que Burroughs fue escribiendo durante tan enorme –y abismal– período de tiempo. Debió de ser una tarea titánica, aglutinar esos quince años y crear algo totalmente nuevo con todo aquel incoherente material. Pero Burroughs es un especialista en salir airoso hasta de los peores envites que seamos capaces de imaginar.




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domingo, 4 de agosto de 2013

El ángel exterminador, de Luis Buñuel



En sus memorias, Luis Buñuel resumió la trama de su película El ángel exterminador con las siguientes palabras:
“(…) un grupo de personas que, una noche, al término de una función teatral, va a cenar a casa de una de ellas. Después de la cena, pasan al salón y, por una razón inexplicada, no pueden salir de él”.
Puede parecer un planteamiento simple, y lo es en realidad, pero solo a primera vista. Un grupo de personas encerradas, y, más aún, por algo que es inexplicable, provoca inmediatamente una serie de condicionantes de gran fuerza narrativa, pues enseguida aparecen en liza la carestía de recursos básicos para la vida, y con esta, la sed, el hambre, la falta de higiene, la competencia, la superstición, etc. El genial director aragonés maneja todos estos hilos con maestría posibilitando que el espectador se replantee conceptos como la condición humana y el valor de la sociedad. Los avances sociales que suponemos firmemente conquistados por la humanidad, que creemos ampliamente superados, son tan frágiles como la llama de una vela. Con un soplido bien dirigido basta para apagar su luz.
Fotograma de "El ángel exterminador"
Fotograma de “El ángel exterminador”
En otras palabras, El ángel exterminador hunde sus raíces en lo social, en la fragilidad de las convenciones sociales con las que nos hemos dotado en pos de la convivencia; un maremágnum, en definitiva, al que se le abren las costuras en cuanto es agitado un poco.



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domingo, 28 de julio de 2013

Diálogo treinta y uno


 

—A veces beber cerveza es una salida a un día horrible.
—Sin duda.
—Últimamente no aguanto los parques, ¿sabes?
—A mí me ocurre lo mismo, parece de broma toda esta alegría.
—¿Y las palomas?
—Las mataría a todas.
—Las parejas besándose...
—Al verlas me siento tan ruin, tan triste, tan solo...
—Tú lo has dicho.
—Oye, ¿por qué te dejó Raquel?
—Era guapísima, ¿eh...?
—Sin duda. Estaba como un tren... Pero, ¿por qué se fue, por qué te dejó Raquel? Nunca me lo has contado.
—Ni lo haré.
—¿Y se puede saber por qué?
—Porque no es asunto tuyo.
—Apostaría un huevo a que se buscó otro menda con más dinero.
—Perderías un huevo.
—Yo creo que no, era demasiado sofisticada para un tipo como tú.
—¿Sofisticada?
—Sí, se veía claramente que únicamente eras una parada en su camino hacia algo mejor.
—Estás un poco duro hoy, ¿no te parece? No sé si me está sentando bien tanta sinceridad de alguien al que consideraba mi amigo.
—Sí, puede ser, perdona, es la cerveza y este maldito parque. Y tanto sol.
—¿Te acuerdas de cuando te la presenté?
—Joder, claro; ella vestía esa faldita indecente y sus tacones más altos.
—¿Qué pensaste?
—Pensé matarte y largarme con ella.
—No te habría dejado.
—Sí, estaba demasiado buena para dejarme.
—Sabes, realmente nunca supe si me amaba o no.
—¿Nunca te dijo te quiero o algo así?
—Me lo decía cada mañana.
—¿Todas las mañanas?
—Todas... Menos la mañana en que se marchó.

 
 
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sábado, 27 de julio de 2013

Diálogo uno



Hace ya varios años, creo que fue en 2002 (o antes), me propuse escribir una serie de diálogos, pues me daba cuenta de que en mis relatos las partes en las que los personajes hablaban entre ello no estaban muy logradas. En otras palabras, comencé a ejercitar mi habilidad para crear conversaciones con palabras, por el simple afán de mejorar mi escritura. En fin que hace ya más de diez años me puse a ello con total libertad, escribiendo lo que se me ocurría, tratando de captar el ritmo, los trucos que usamos al hablar y que, a veces, son difíciles de reproducir en los libros. De esta manera, surgieron muchos diálogos, algunos bien estúpidos, otros mal escritos, otros inacabados..., pero también surgieron unos pocos donde había mucho de mí mismo, donde explicaba cierta visión del mundo, que contenían una particular filosofía, que, además, quedaba mucho mejor explicada por medio de los diálogos, pues se presentaban las ideas mediante ejemplos prácticos.
En pocos meses, conseguí unas cuantas docenas de este último tipo de diálogos y enseguida apareció un tomo que titulé "Diálogo Ciento Once" en el que se proponía un juego entre el lector y los diálogos, pues cada diálogo propiciaba un nuevo diálogo entre el libro y el lector.
En cualquier caso, no es algo que tenga grandes pretensiones, al contrario, los diálogos (y lo que provocan en quienes los escuchamos o los creamos) existen en cada esquina, se escriban o no. 
He aquí el primero de ellos:




DIÁLOGO UNO


—Hay días que no merecen ser vividos.
—No sé qué decirte... Es un tema complicado, Manu.
—De complicado nada; mira, un ejemplo: se muere tu madre...
—Joder, Manu, que la operan mañana de la vesícula.
—Es verdad, Rosa, perdona, lo olvidé por completo...
—Vale, venga, sigue... Prueba otra vez.
—Allá voy... Imagina que por un estúpido accidente doméstico, tu hijo, bebé aún, muere..., muere electrocutado, eso, electrocutado...
—¡Qué bestia eres! ¡Menos mal que no tengo hijos que si no…!
—No cambies de tema, listilla, y responde: ¿No sería mejor pasar ese día por alto?
—¿Y despertarme al sol siguiente sin hijo y sin saber por qué ya no existe?
—...





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lunes, 15 de julio de 2013

Colaboración en Revista Paradigma, de la Universidad de Málaga



Alguno de los nuevos poemas que estoy escribiendo han sido publicados en la revista Paradigma de la Universidad de Málaga. A partir de la página 55. Adjunto el enlace de la revista en pdf, para los intrépidos que quieran leer poesía, relatos, artículos, etc. en estos extraños días de verano en los que, fíjense bien, todo sigue igual. Menos mal que, hace tiempo, hicimos algo bien e inventamos la literatura.


Para descargar el pdf de la revista Paradigma, presionad aquí


viernes, 12 de julio de 2013

"Belleza de lo brutal", de Ryūnosuke Akutagawa



El Konjaku Monogatari (o traducido,Cuentos de antaño y hogaño) es una colección japonesa de más de mil doscientos cuentos, de autoría muy discutida, organizados en treinta y un capítulos que fueron escritos durante los años finales del Período Heian,  comprendido entre el 794 y el 1185 y el último de la historia clásica japonesa. Los protagonistas de estos cuentos suelen ser personas comunes, aunque aparecen multitud de caracteres, ya sean reales o fantásticos. Y en ellos se narran historias de la India, China y Japón. Pues bien, esta singular obra es una de las fuentes principales de las que se nutre Ryūnosuke Akutagawa (Tokio, 1892—1927) durante su primera época como escritor, que abarca desde 1915 a 1922. Una carrera que inició con apenas veintitrés años, al publicar en la revista Teikoku Bunkaku, de la Universidad Imperial de Tokio, Rashōmon, un cuento basado en las historias decimoctava del capítulo XXIX del mencionado Konjaku Monogatari y trigésimo-primera del capítulo XXXI.


miércoles, 10 de julio de 2013

Los ausentes


Los ausentes



Emergemos con los ojos blancos en esta realidad hambrienta,
y más tarde somos exhaustivamente despedazados
por las hendiduras de los sueños.

Orbitamos alrededor de nosotros mismos
en frenético carrusel que se consume en las cañerías
de las jornadas
en que no hemos sido amados.

Demasiado viejos tan pronto
-es imposible comprender la embestida del tiempo-;
nos queman las manos
y nos sentamos en las sillas como se sientan los derrotados…
Respiramos por inercia,
nuestras tripas parecen sujetas por pinzas de colgar la ropa
y los colmillos enanos, limados, gastados,
sin ningún filo, de alma rota.

De la propia figura asqueados,
de ese centro que no vemos, que no sentimos
y sobre el que, maquinalmente, seguimos girando.
Nos herimos con los cristales de nuestras bocas
y los dientes, del abuso, van quedando romos,
absolutos muros que anhelan desmoronarse,
temerosos, tiritando con cada atisbo
de este mundo demasiado solo.

¿Qué bálsamo aumentará nuestros poros
para que no nos reste nada bajo la piel
y podamos, así, observar con turgente desprecio
por las inmensidades veneradas sobre los hombros
a esos incontables electrones
que recorren con su vaivén
el vacío que atesoramos?

Los alambiques destilan jugosos toda esa pena.
Jamás, hasta este momento, hemos sabido qué proclamamos.
Con lágrimas exigimos clemencia
entre los ojos y los cielos.
Empuñemos, sin dilación, la espada:
no hay destino que aguarde tanto tiempo a los viajeros.



lunes, 8 de julio de 2013

Serpiente subcutánea

 

Serpiente subcutánea

 

 

Escarbas en nuestra carne, serpiente subcutánea,

nos haces heridas que lamemos

extasiados o inconscientes

y nos otorgas la rúbrica de tu poder

para que no dudemos de que estamos vivos.

 

Afilas tu piel con nuestra piel, lentamente,

escoges los mejores cortes

con sangre, con sed, nuestra carne es roja

en cada momento y después

del súbito chillido.

 

Observas nuestras cicatrices, serpiente subcutánea,

estos mismos surcos…, estas tres capas de piel…

y arrancas la primera, y luego sigues tirando

hasta que sucumbe la segunda,

y cuando la tercera capa lucha por evitar el derrame,

nos observas por dentro, lentamente,

y no lo dudas y clavas tus colmillos

con absoluta minuciosidad

para traer la punzada del dolor que celebra

la abyección de la propia sangre.





viernes, 5 de julio de 2013

Kafka es literatura



Para acercarnos a la enorme figura literaria y humana deFranz Kafka (Praga, 3 de julio de 1883 — Kierling, 3 de junio de 1924) consideramos perentorio explicar primero que Kafka, durante toda su etapa adulta, libró una batalla interior entre la pulsión arrebatadora de la escritura y la obligación de pertenecer a la sociedad, a la vida. “No soy más que literatura”, llegó a confesarle a Felice Bauer, la mujer con quien estuvo dos veces prometido y con quien dos veces rompió ese compromiso de matrimonio, precisamente por aquella ligazón tan íntima con la literatura, incompatible para Kafka con cualquier otra pasión. La literatura le alejaba de la vida y la vida le alejaba de la literatura. 





Franz Kafka




sábado, 15 de junio de 2013

Siete poemas, en la revista de arte Contramancha


En la revista de arte Contramancha, de Ecuador, han publicado unos cuantos de mis poemas, siete, en realidad.
Si presionan el enlace que adjunto debajo, verán primero a un servidor, y a su mano izquierda. En grande, eso sí.
Un poco más abajo están los textos.




sábado, 25 de mayo de 2013

La escritura de Salvador Dalí, en Revista de Letras

 
 
Hay muchas maneras de acercarse a la figura de Salvador Dalí, genial artista nacido en Figueras el 11 de mayo de 1904 y que murió en esa misma localidad catalana más de ochenta y cuatro años después, el 23 de enero de 1989. Por supuesto, la aproximación primordial a Dalí nos hace considerar sus pinturas, con las cuales alcanzó fama mundial, como demuestra la presencia de sus cuadros en los principales museos del planeta. Sin embargo, si deseamos adentrarnos con mayor profundidad en las complejas contradicciones de su existencia(1) y ser capaces de orientarnos a través de su poliédrica personalidad, no hay nada mejor que leer la cartografía, en ocasiones intrincada, que dejó trazada en sus escritos.
 
Dalí. Destino
 
En 2004 (llamado “el año Dalí” en España), al cumplirse el centenario de su nacimiento, la editorial Destino, en colaboración con distintos organismos, publicó las Obras completas de Dalí, repartidas en ocho tomos, de los cuales los seis primeros recogen estrictamente la obra escrita del artista y los dos últimos(2) complementan a los anteriores con entrevistas, más de quinientas fotografías, una completa cronología, bibliografía, etc.
El considerable volumen de la reunión de sus publicaciones ya proporciona una primera idea de que la escritura -la palabra- tuvo siempre fundamental importancia en la vida de Dalí. Recordemos que él mismo afirmó: “El contenido de lo que escribo es muy superior al contenido de lo que pinto”. Dentro de sus escritos encontramos una variedad amplísima, pues cultivó distintos géneros como el diario, la narrativa y la poesía; también se sirvió de la palabra para reflejar sus pensamientos, teorizando sobre el arte en general, y la pintura en particular, en ensayos críticos y en múltiples manifiestos que, cómo no, tratándose de Dalí, provocaron agitación cultural y controversia, una recompensa, por supuesto, ansiada desde la misma concepción de esos textos.
 
La vida secreta de Salvador DalíDe su abundante producción literaria, por tanto, tan solo destacaremos las obras que a nuestro criterio poseen mayor relevancia. Por ejemplo, Un diario: 1919-1920, escrito en catalán cuando el artista tan solo contaba con quince-dieciséis años; o La vida secreta de Salvador Dalí, para muchos su mejor obra, ya que en esta singular autobiografía, en la que hay cabida, incluso, para recuerdos intrauterinos, Dalí incluye varias de las claves esenciales para alcanzar una visión de conjunto de la imagen que tenía de sí mismo y que va construyendo a lo largo de su trayectoria vital; o también Diario de un genio y Carta abierta a Salvador Dalí, asimismo iluminadoras y destacadas dentro de este primer grupo de obras autobiográficas y/o autorreferenciales.
Dentro de la narrativa destaca, sin duda, su única novela, titulada Rostros ocultos, publicada, en 1944, en New York, pues entre 1940 y 1948 Dalí vivió en EE.UU. En España la editó Luis de Caralt en 1952, aunque rápidamente sufrió la censura franquista. En esta novela se encuentran momentos de gran inspiración en los que Dalí aborda, con su característico descaro, los puntos cruciales del propio mapamundi interno.
 
El.manifiesto.amarillo
 
Entre sus escritos hay un espacio reservado al surrealismo, vanguardia liderada por André Breton y que Dalí conoció en París en 1928 y a la que se unió con fervor. No obstante, no fue fácil compaginar su particular forma de ser con el acatamiento de los preceptos del grupo surrealista, surgiendo encontronazos que conllevaron una primera amonestación en 1934 y su definitiva expulsión del grupo cinco años después, en 1939. Este hecho fue exorcizado con su memorable sentencia: “El surrealismo soy yo”. Aunque más tarde, ya muy desligado de ese movimiento, se definiría sin rubor como “exsurrealista”. En realidad, con el transcurso de los años, en Dalí se produjo un giro estético que le devolvió al gusto por lo clásico: Velázquez, Vermeer o Leonardo. Esta evolución artística queda patente al comparar escritos como El manifiesto amarillo en el que un joven Dalí, en 1928, reivindica lo moderno, o La mujer visible, de 1930, con otros textos posteriores como 50 secretos mágicos para pintar (1948) o Los cornudos del viejo arte moderno (1956) en los que reivindica sin ambages el clasicismo.
En poesía, citaremos los poemas El gran masturbador, relacionado con el cuadro homónimo, y El amor y la memoria, dedicado a Gala, su mujer.
Y, finalmente, destacar Diez recetas de inmortalidad, el libro-objeto en forma de maleta con asa de teléfono; una cuidadísima edición que apareció en Francia, en 1973, conteniendo diez textos sorprendentes.
Pero hay mucho más. La cartografía que nos ofrece Salvador Dalí en sus libros es extensa y atrayente y constituye el mejor complemento a la valiosísima información vertida en sus cuadros. Un recorrido en el que no debemos perder de vista la referencia de sus cuatro puntos cardinales, los cuatro extremos de los dos ejes que forman la cruz del alma daliniana: Amor—Muerte y Memoria—Identidad.


Estanislao M. Orozco (@g77en)

NOTAS:
(1) A este respecto, citaremos, por ejemplo, que Dalí se declaró como “anarco-monárquico”.
(2) El tomo VII se publicó en 2006 y el VIII todavía no ha visto la luz.
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Podéis encontrar el artículo en Revista de Letras, de LaVanguardia.com, pinchando aquí



martes, 21 de mayo de 2013

Salón de los espejos, de Rafael Pérez Estrada


Salón de los espejos


Es agradable atardecer en el Salón de los Espejos
porque el espejo es metáfora de lo infinito
y también lo es el fuego, pues la luz -como la mariposa ante la
llama y su fulgor- roza levemente el espejo para de inmediato 
abandonarlo.
Y es pájaro: la refracción y reflexión de la luz solo son vuelos.
El espejo es el otro, si no lo fuera no sería espejo, sería espejismo,
que es tanto como decir sofisma del espejo.
Comienzo de toda ficción e irrealidad no soporta el peso de la sombra.
Desde su lado oscuro, que es el lado oscuro de la luna,
se siente cómplice de las grandes ficciones,
denunciante del tiempo y sus sevicias,
servil hasta la imitación,
trampa de los narcisos confiados.

Su alma es vengativa: aliada al destino, maldice a aquel que
imprudente o consciente lo destruye.
Pero más que nada el espejo es filosofía pura:
¿Cuántas veces te he preguntado: ¿Qué refleja un espejo ante otro espejo?
¿Qué hacen cuando nadie les mira?
Nada es claro ni nada es definitivo en la claridad del espejo.
¿Reflejan las noches los espejos?
¿Conmueve la belleza a los espejos?
¿Son insensibles a nuestra destrucción?
¡Si pudiéramos revelar -como se obtiene el misterio de la
fotografía- las imágenes que oculta la plata del espejo!

Y es prueba clínica de la muerte real.


               

domingo, 12 de mayo de 2013

¿Cómo destrozar las máscaras? o ¿por qué alimentar a los muertos?





¿Cómo destrozar las máscaras?
o
¿por qué alimentar a los muertos?







Las rosas son arrancadas de cuajo
por jardineros que desconocen su oficio,
que pululan en la creencia de que ellos
son las rosas del jardín.
Víctimas de la quietud doméstica,
sucios habitantes de lo intrascendente
dejad de lamer las manos de los popes,
la más mínima brisa os barrerá
zaquizamíes burocráticos,
la poesía es tenaz,
las habitaciones más secretas del palacio
no se dejan engatusar
por cuatro carantoñas,
sois cadáveres agradecidos
hipotecáis la pena,
transformáis vuestra inmensa tristeza de postín
en cuotas de funambulismo,
en parcelas de llanto
que no conlleva lágrimas
sino aburrimiento, el más hondo de los vicios
de quien miente,
de quien se miente.
No os enfrentáis a nadie
tan solo a vosotros mismos.
Yo alzo la voz
con la fragilidad de los peces
en su retorno al mar.
He arribado hasta este preciso instante
para que escuchéis
la palabra desnuda:
Decapitación.