miércoles, 28 de diciembre de 2011

La Adoración del Cordero Místico


El enorme retablo de la catedral de Gante conocido como el Políptico de La Adoración del Cordero Místico, terminado en 1432, consta de 12 paneles, de los cuales 8 están pintados por ambas caras posibilitando dos visiones de la obra:


con los postigos cerrados (3,75x2,6 metros)

 
con los postigos abiertos (3,75x5,2 metros)


El políptico de Gante fue comenzado por Hubert van Eyck y finalizado por su hermano Jan a petición de un influyente y rico matrimonio formado por Judocus Vijd y Elisabeth Borluut. Este conjunto de paneles pintados al óleo por los hermanos van Eyck está considerado como una de las obras maestras de la Edad Media y de la pintura flamenca. Incluso hay quien afirma que este retablo de 1432 es la última obra de la Edad Media y la primera pintura del Renacimiento. Una pieza excepcional, en cualquier caso, que ha sido muy codiciada a lo largo de los siglos y, por tanto, protegida por sus custodios. A pesar de ese celo, es la obra de arte más robada de la historia, implicada en 13 delitos: ha sido botín de guerra, falsificada, desmembrada, vendida ilegalmente y censurada por sus desnudos de Adán y Eva; ha escapado a bombas e iras religiosas. En 1566 fue troceada para evitar los ataques iconoclastas calvinistas. También ha sido copiada, como por ejemplo hicieron los pintores de Felipe II (hijo de Carlos V, quien nació en Gante, curiosamente) para que el monarca español pudiera llevarse una réplica exacta al Alcázar de Madrid. Pero sobre todo ha sido objetivo de los saqueadores y ladrones. Fundamentalmente esa obsesión por el retablo de Gante es causada por el panel central inferior, el de mayor importancia iconográfica, llamado La Adoración del Cordero Místico. Este panel representa el siguiente pasaje del Apocalipsis de San Juan (capítulo 7, versículos 9 y 10):


“Después miré y había una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, razas, pueblos y lenguas, de pie delante del trono y el Cordero, vestido con vestiduras blancas y con palmas en sus manos. Y gritan con fuerte voz: «La salvación es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero.»”



El centro de la escena lo protagoniza el Cordero sobre un altar. Su sangre brota del pecho y llena el cáliz, simbolizando a Cristo y su sacrificio en la cruz. También nos recuerda la Eucaristía y se relaciona con el mito del Santo Grial. Además, sobre él, se encuentra la paloma del Espíritu Santo. Al Cordero le rodean varios ángeles, algunos con los instrumentos de la Pasión (la cruz, la corona de espinas, la lanza, la esponja, la columna, los clavos) mientras otros portan incensarios.

Este panel de 1,34x2,58 metros fue robado en 1794 por el ejército francés cumpliendo  órdenes del general Napoleón Bonaparte, siendo llevado posteriormente al Museo del Louvre. En 1815, vencido Napoleón en Waterloo, regresó a Gante gracias a Luis XVIII. También Hitler persiguió el retablo durante la II Guerra Mundial. El Führer creía que la obra de los hermanos van Eyck contenía un mapa en clave para dar con los Arma Christi, los instrumentos de la Pasión de Cristo, así como pistas para encontrar el Santo Grial y el Arca de la Alianza. Fascinado por el ocultismo, consideraba que estos objetos conferían poderes sobrenaturales. Sin embargo, Hitler no era el único miembro relevante del partido nazi que codiciaba La Adoración del Cordero Místico. De esta manera, uno de sus hombres de confianza, Joseph Goebbels, en 1940, acudió a Gante pero el políptico ya había salido en dirección a Francia. Allí lo buscó en los almacenes del Gobierno de Vichy llegando también tarde pues el general Göring se le había adelantado al encontrarlo en un castillo del sur de Francia y trasladarlo secretamente a París. En París se le perdió el rastro.

Con la caída de Berlín a manos de las tropas aliadas, en 1945, se inician los trabajos de búsqueda de los tesoros robados por los nazis durante la guerra. Hermann Bunjes, asesor de Alfred Rosenberg  (jefe de la ERR, brigada nazi encargada del saqueo de bibliotecas, archivos y obras de arte), fue quien reveló los lugares en donde se almacenaban las piezas robadas. El mayor alijo apareció en la mina de sal de Altaussee, emplazada en los Alpes austríacos: en total unas 12.000 obras de arte, algunas de autores tan importantes como Tiziano, Miguel Ángel, Rembrant, Vermeer, Rafael, Veronese o Jan van Eyck; y entre ellas apareció el retablo de La Adoración del Cordero Místico. Este tremendo patrimonio artístico corrió peligro de desaparecer pues August  Eigruber, encargado nazi del depósito de Altaussee, tenía órdenes de hacer volar por los aires todo el botín robado por el ejército alemán antes de que callera en manos aliadas. Se impidió gracias a  una exitosa operación en la que fueron determinantes los agentes dobles austríacos.


La vuelta a Bélgica del retablo no estuvo exenta de percances, principalmente una tormenta que provocó el aterrizaje de emergencia del avión que transportaba la obra maestra de los hermanos van Eyck. La operación de restitución fue dirigida por el general Eisenhower a quien los belgas recibieron como a un héroe nacional.


  

viernes, 23 de diciembre de 2011

Parques




—A veces beber cerveza es una salida a un día horrible.
—Sin duda.
—Últimamente no aguanto los parques, ¿sabes?
—A mí me ocurre lo mismo, parece de broma toda esta alegría.
—¿Y las palomas?
—Las mataría a todas.
—Las parejas besándose...
—Al verlas me siento tan ruin, tan triste, tan solo...
—Tú lo has dicho.
—Oye, por cierto, ¿por qué te dejó Raquel?
—Era guapísima, ¿eh...?
—Sin duda. Estaba como un tren... Pero, ¿por qué se fue, por qué te dejó Raquel? Nunca me lo has contado.
—Ni lo haré.
—¿Y se puede saber por qué?
—Porque no es asunto tuyo.
—Apostaría un huevo a que se buscó otro menda con más dinero.
—Perderías un huevo.
—Yo creo que no, era demasiado sofisticada para un tipo como tú.
—¿Sofisticada?
—Sí, se veía claramente que únicamente eras una parada en su camino hacia algo mejor.
—Estás un poco duro hoy, ¿no te parece? No sé si me está sentando bien tanta sinceridad de alguien al que consideraba mi amigo.
—Sí, puede ser, perdona, es la cerveza y este maldito parque. Y tanto sol.
—¿Te acuerdas de cuando te la presenté?
—Joder, claro; ella vestía esa faldita indecente y sus tacones más altos.
—¿Qué pensaste?
—Pensé matarte y largarme con ella.
—Pero qué dices, tío...
—Sí, se me pasó por la cabeza, de verdad..., un instante....
—Sabes, realmente nunca supe si me amaba o no.
—¿Nunca te dijo te quiero o algo así?
—Me lo decía cada mañana.
—¿Todas las mañanas?
—Todas... Menos la mañana en que se marchó.



viernes, 16 de diciembre de 2011

El aeropuerto de Kandahar



Sensual e irreal podrían ser dos palabras para definir la arquitectura de este aeropuerto construido en 1962 por EE.UU. y pagado mediante su Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID). El gobierno estadounidense realizó semejante esfuerzo para que los aviones turbohélices de las grandes rutas comerciales pudieran repostar combustible entre Oriente Medio y el Sudeste asiático. Sin desconsiderar que, en caso de guerra contra la U.R.S.S., le serviría de base aérea a su ejército. Pero recién estrenado, los aviones a reacción comenzaron a usarse cada vez más ya que se consiguió por entonces aleaciones capaces de resistir las altas temperaturas a las que los gases de propulsión son expulsados, permitiendo de esta manera vuelos a mayor altitud y, por tanto, una mayor autonomía. Es decir, los aviones que se comenzaron a utilizar masivamente ya no necesitaban esas escalas y este aeropuerto se convirtió en un espejismo. Un aeropuerto de fantasía colgando en medio de la nada. Otra historia más que corrobora la inutilidad de toda obra frente al tiempo, simbolizada en esos extravagantes arcos blancos de su terminal entre toda la arena del desierto afgano.


En los años 80 volvió a renacer ya que fue imprescindible, militarmente, para los soviéticos que en la navidad de 1979 habían irrumpido con sus tanques y aviones en la capital de Afganistán, Kabul. Poco tardaron en tomar el control del aeropuerto de Kandahar y utilizarlo como base para sus cazabombarderos. Durante los años de la guerra (1979-1982) entre los soviéticos y los afganos (que fueron ayudados por los EE.UU., sobre todo desde que Ronald Reagan asumió el cargo de presidente en 1981) el aeropuerto de Kandahar no sufrió desperfectos graves salvo en la pista de aterrizaje, daños que fueron subsanados una década después por la ONU para favorecer la llegada de material humanitario.

Más tarde el aeropuerto de Kandahar regresó a manos estadounidenses, concretamente en 2001, pues, tras los atentados del 11-S, EE.UU. y Gran Bretaña comenzaron en suelo afgano una guerra contra los Talibanes que todavía hoy en día colea a pesar de que consiguieron derrocar al gobierno Talibán en pocos meses e imponer posteriormente la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF) para la estabilización de Kabul y del resto del país.

En este contexto, en 2007 el aeropuerto finalizó un largo y accidentado proceso de reconstrucción que actualmente (y sin cesar de ser base para las tropas de la ISAF) le permite ofrecer vuelos civiles hacia Habul, Dubai y Herat.




viernes, 9 de diciembre de 2011

SER OLVIDADO



En Oxford Circus, una mañana más, se apean casi todas las personas que atestaban el vagón. Entonces veo a una muchacha blanca de pelo largo que al fondo, recostada sobre su asiento, finge dormir. Su imagen se me graba en la retina pero sé que si ella abriese sus ojos y luego me mirase, podría olvidarla. Pero no alza sus párpados, los mantiene cerrados como dos puños que buscan pelea. No aguanto mucho tiempo, el traqueteo del tren me arrulla y he de claudicar ante otra noche en blanco…

Cuando despierto, aquella muchacha blanca de pelo largo se ha marchado. En su lugar queda la inquietante calma de un vagón de metro vacío. Un señor ataviado con un uniforme de guarda de seguridad me hace bajar en Brixton, final de trayecto del Underground en el sur de Londres. Por supuesto, tras dar la pertinente vuelta para ir al andén contrario, me monto en otro de esos trenes que diligentemente transportan a miles de personas cada jornada por las entrañas de la metrópolis. En realidad, no tengo nada mejor que hacer. Recorro el camino celeste de Victoria Line catorce veces buscando a la muchacha blanca de pelo largo, pero no la vuelvo a ver. Me martillea su recuerdo, su postura en el asiento, con las piernas entreabiertas y sin medias, mientras fingía dormir.

Volviendo a casa, sentado al fondo de un vagón de metro casi vacío, agarrado a la sensación amarga de la derrota, caigo en mi propio juego: abro los ojos regresando de un sueño falso y la muchacha blanca de pelo largo se halla de nuevo en su asiento, pero en esta ocasión no finge dormir sino que es ella quien me está mirando.




viernes, 2 de diciembre de 2011

Esta condena


No poder elegir lo conveniente.
Quedar anclado en la niebla de las páginas
rodeado de hombres y mujeres
muertos
que generalmente caminaron a tropezones
por las autopistas de la vida,
fracturándose el espíritu en tal forma
que después no conseguían arrancarse las desgracias
ni con las calles ni con las sábanas,
para finalizar, en las cornisas de las palabras.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Literatura y Pintura


El Aquelarre (1797-1798), Francisco de Goya



“La luna, levantada encima del boscaje, iluminaba el prado y dejaba una franja de él a la sombra. En esta parte de la sombra, sobre un montón de piedras y a la luz de las antorchas y de las madejas de resina, se veía, en pie un gran macho cabrío negro. A un lado y a otro de él estaban los reyes del aquelarre: Miguel de Goyburu y Graciana de Barrenechea; a sus pies se habían agrupado las sorguiñas, acompañadas de perros, cabras, ovejas y llevando en la mano sapos y lagartos.”
(Fragmento de La dama de Urtubi, cuento escrito en 1914-1916 por Pío Baroja)



sábado, 26 de noviembre de 2011

Victoria nº 3


En 1915, en Valencia, Ferrer y Toledo fabricaron la primera máquina de escribir española. Su nombre: Victoria nº 3. El chasis era de bronce pero estaba completamente niquelado.


La aparición de este invento, como antes en otros países, aceleró el pulso de las comunicaciones y de esta manera afectó profundamente a las relaciones sociales hasta que su reinado durante gran parte del siglo XX se vio eclipsado por otros descubrimientos como el fax, el ordenador o la impresora.  En consecuencia, a partir de los años ochenta, el repiqueteo de sus teclas y el rumor provocado por el retorno del caño fue desapareciendo irremisiblemente de las oficinas, despachos y habitaciones de estudiantes y escritores.

A pesar de este hecho, la importancia de la máquina de escribir es primordial en el siglo XX ya que cambió el mundo moderno. Los intelectuales obtuvieron un instrumento que les permitía dar mayor velocidad a los procesos de la escritura. Además nacieron profesiones como la de mecanógrafa, con la cual la mujer se introduce con firmeza en el mercado laboral, iniciándose la ruptura de la idea preconcebida de que es él quien debe traer el sueldo a casa y ella la responsable de las tareas del hogar.

viernes, 25 de noviembre de 2011

¿Cuál es la finalidad del arte?



En primer lugar, antes de abordar el asunto de la finalidad del arte, creo imprescindible exponer primero qué es el arte. Por supuesto hay que aceptar la gran dificultad que entraña una definición a priori del arte. La ambición al proponer distintas explicaciones será la de provocar una reflexión que efectúe una especie de vaivén entre dos enfoques (el enfoque que tiene en cuenta el hacer, la factura, el objeto que se fabrica o construye, y el enfoque que apunta a la sensibilidad humana que aprecia ese resultado) además de indagar en esos aspectos que los diccionarios o manuales dejan inexplorados (en pos de buscar el mayor consenso posible). Por ejemplo, Joseph Joubert opinaba que “el arte consiste en esconder el arte”, es decir, que es esencial que en la obra terminada no aparezca nunca la dificultad, o en palabras de André Gide: “el arte supremo es el que no se deja reconocer de buenas a primeras”, cita que en principio podría llevarnos a pensar que contradice a la primera (y en cierta manera es cierto), pero que en realidad constituye un complemento, completando la significación de la sentencia de Joubert que, por otra parte, nos retrotrae al principio aristotélico: “La finalidad del arte es dar cuerpo a la esencia secreta de las cosas, no el copiar su apariencia.”

Otra reflexión muy acertada, a mi entender, es la de Dino Formaggio, el filósofo italiano muerto en 2008, autor de obras como La muerte del arte y de la estética, que apuntó que “arte es todo aquello que los hombres llaman arte”; esto es, en la actualidad, despojándose de prejuicios y yendo al meollo de la cuestión, lo que convierte a algo en arte es que sea llamado arte. Tan simple como cierto. Esa función la ostentan hoy los grandes museos, por ejemplo, y para ello hay que proponer una argumentación que justifique su inserción en el ámbito/industria artístico/a,  y que sea aceptado por los críticos de arte y los mandamás de universidades, bibliotecas, galerías, o por la mayoría, así como los coleccionistas y demás especialistas. Por este motivo, a todos, a su heterogéneo conjunto, podríamos otorgar el título de Los Custodios del Canon. Si estos señores dicen que un urinario colocado al revés en el museo de New York es arte, un urinario colocado al revés es arte. Por supuesto, no siempre el Canon es el mismo, está en constante evolución. Con total seguridad se puede afirmar que La fuente de Duchamp no habría adquirido semejante estatus en la Ilustración, por citar un ejemplo. Quizás tampoco lo alcance en el futuro, pero, eso sí, ya se ha ganado un lugar destacado, y merecido, no crean lo contrario, en la Historia del Arte del siglo XX. Duchamp fue el primero en darse cuenta de este hecho, en 1917, y no se le puede restar mérito. Fue Jacques Vaché, amigo de André Breton, quien dijo: “El arte es una estupidez”, lástima que se suicidase poco después (1919), con tan solo veintitrés años.

Es decir, observamos que definir con claridad qué es el arte es una tarea prácticamente imposible, y la dimensión de un estudio en profundidad abarcaría, al menos, la extensión de una tesis, pero no por ello deja de ser importante haber tratado el concepto del arte como introducción para tener los mimbres para responder a la pregunta que propicia este brevísimo ensayo, volviendo de esta manera al punto de partida: ¿cuál es la finalidad del arte?

Propongo en primer lugar una reflexión de Susan Sontag: “La actitud realmente seria es aquella que interpreta el arte como un medio para lograr algo que quizás solo se puede alcanzar cuando se abandona el arte.” Susan Sontag propone el arte como medio para lograr algo, y no puede ser más cierto; eso sí, lo que cada cual quiera lograr y hasta dónde se está dispuesto a llegar para conseguirlo, es ya otro asunto. Pudiera ser que Vaché intuyese esta verdad demasiado pronto, es más, pudiera ser que se encuentre ahí el motivo de tanta muerte por propia mano entre los artistas.

Pero a qué nos referimos cuando hablamos de “finalidad”. Consultando el DRAE, se observa que “finalidad” significa “fin con que o por que se hace algo”, por lo que me permito transformar la cuestión inicial en cualquiera de estas dos: ¿cuál es el fin con el que se hace arte? o ¿cuál es el fin por el que se hace arte?
La pregunta, sea la primera o la segunda, parece menos envenenada ahora (recordemos que “fin” es sinónimo en este caso de “motivo u objeto”) y parece sugerir que sería conveniente dar voz a los artistas si se quiere disertar sobre las distintas posibilidades que surgen al querer desentrañar las múltiples respuestas. No en vano, los artistas son quienes buscan algo al realizar sus obras, o sea, una finalidad, pues siempre hay un objetivo incluso en los casos en los que se persigue negar esa finalidad (cosa poco común, por otra parte).

En general, podemos señalar que la finalidad del arte será expresar sentimientos, o propiciar la comunicación, o el hallazgo de una estética. También el deleite. O la transmutación de la realidad. En consecuencia, finalidades hay tantas como artistas. La alegría de Gauguin no es la alegría de Van Gogh, ni la tristeza de Lorca es la tristeza de Vallejo. Cada ser humano es un mundo en sí mismo.
Esta faceta humana del arte, vista con mayor amplitud, nos lleva a considerar como parte fundamental del hecho artístico al público. En otras palabras, cuando perseguimos concretar una respuesta coherente a ¿cuál es el fin por el que se hace arte?, no se puede soslayar la importancia de los ojos que admiran un cuadro, ni tampoco de los oídos que gozan de la música de una orquesta sinfónica, porque en estos individuos existe un bagaje intelectual, espiritual o simplemente social que sus sentidos estimulan al enfrentarse al arte.

En consecuencia, afirmamos que, además de todo lo expuesto anteriormente, hay tantas finalidades también como personas que contemplan (o contemplaron o contemplarán) la obra de arte, pues son estas quienes cierran el círculo, los destinatarios finales, abriendo un universo prácticamente infinito poblado por sus propias reacciones sentimentales e interpretaciones subjetivas. 









viernes, 18 de noviembre de 2011

"Elvis has left the building"


El 15 de diciembre de 1956, Horace Logan, responsable del concierto en Shreveport (Louisiana, EE.UU.) del Rey del Rock, cogió un micrófono ante más de 10000 fans (que habían gritado durante todo el espectáculo y que luego saltaron de sus asientos hacia la salida para ver a Elvis) e hizo historia: "Please, young people... Elvis has left the building. He has gotten in his car and driven away.... Please take your seats." (“Por favor, jóvenes… Elvis ha salido del edificio. Se ha subido a su coche y se ha ido… Por favor, regresen a sus asientos.”)


En los años 70, Al Dvorin era el presentador de Elvis Presley en sus shows en vivo y popularizó el uso de esta frase pues solía salir cuando el concierto había acabado para despedir al artista del público. Su voz aparece en varias grabaciones en directo de esa época: "Ladies and gentlemen, Elvis has left the building. Thank you and goodnight."




“Elvis has left the building” es hoy en día parte del léxico popular estadounidense, se usa para decir que alguien se ha marchado o que algo ha llegado a su fin. (En ambos sentidos parecería tener reminiscencias con la actual situación de la Economía, pero ese es otro tema.)

Y una curiosidad: en la serie cómica protagonizada por Kelsey Grammer, “Fraiser”, se utilizó una modificación de la expresión, “Frasier has left the building”al final de la canción que sonaba mientras aparecían los créditos.

domingo, 13 de noviembre de 2011

¿Para qué sirve la literatura?


Compleja tarea la de responder a esta pregunta porque, obviamente, no es cuestión que otorgue respuesta simple, o unívoca. El abismo que se abre es enorme al pronunciarla. Dicho lo dicho, o sea, a punto de caer en la desesperación, hallo en mi humilde biblioteca un texto titulado “Se escribe para mirar cómo muere una mosca” (frase de Margarite Duras, y una primera aproximación, aunque muy tangencial, al asunto) en el que dice Enrique Vila-Matas: “Después de todo, los ensayos, aun los más breves, tienen la ventaja de pertenecer al género literario más libre, y por tanto uno de los más bellos que existen. Sólo me siento realmente cómodo cuando escribo un ensayo, y es que no ignoro que con tanta libertad yo mismo seré el primero en contradecirme muy pronto, quizás en el siguiente ensayo.” Y entonces yo respiro y el exceso de equipaje, que me imposibilitaba avanzar, se desvanece. No hay apremios, no hay verdades. En cambio aparecen la libertad y la contradicción, extrañas almas gemelas, y me capacitan para realizar mi trabajo, esto es, proponer las utilidades de la literatura que considero fundamentales.

Es Vila-Matas quien afirma, también en el texto mencionado antes, que Margarite Duras, en la rue de Rennes, le confesó, a bocajarro, que ella escribía para no suicidarse. Él, por aquel entonces un joven aprendiz del oficio de escritor, se alejó pensando que aquella era simplemente otra frase rara de las clásicas de la Duras y no una declaración primordial a la inaprensible pregunta que cohesiona este escrito. Por lo tanto, colijo que en ciertos casos la Literatura evita, o aplaza cuando menos, la muerte prematura de las mismas personas, los escritores, que con sus esfuerzos hacen que este Arte continúe con vida. Parece un intercambio justo. Y, en mi opinión, sin duda, lo es.

Pero hay otros pilares en los que sustentar el hecho, probado ya al menos en cuanto a los escritores, de que la Literatura sirve para ayudarnos a vivir. Por ejemplo, Juan José Millás, en un acertado artículo periodístico titulado Pan y cine, sostiene que “Estamos hechos de pan y de novelas”, recordándonos que no es imaginable un mundo sin ficción. Ana María Matute expresó el mismo pensamiento de manera más concisa, “El que no inventa, no vive”. Pero yo prefiero la cita de William S. Burroughs, quién afirmaba: “No puede existir una sociedad de gente que no sueñe. Morirían en dos semanas.” Estas declaraciones podrían ser tachadas de corporativistas, al haber escogido solo a escritores, pero creo que sería negar una evidencia (cierto es, de las menos tangibles, o demostrables, pues cómo probar que al eliminar las fábulas la vida no sería posible) totalmente arraigada en el sentir popular. El contar, o escuchar, historias está grabado a fuego en nuestros genes. Con la literatura se crea una manera íntimamente genuina de vivir todas aquellas cosas que se puedan imaginar. Nuestra condición humana nos permite una sola vida, la literatura nos otorga muchas más.

En La tregua, Primo Levi retrata a las personas que estaban con él en el campo de concentración, individuos de los que no tendríamos noticia de no ser por la existencia de ese libro. Levi sostiene que todos ellos querían volver a sus casas, querían sobrevivir, no solo por el instinto de conservación, sino porque deseaban contar lo que habían visto para que aquella barbarie no volviera a suceder. Pero había más, luchaban por la memoria: al contar sus experiencias, buscaban que esos días trágicos no cayesen en el olvido. Porque para rescatar de su disolución a cada fragmento de vida que vuelve a nosotros, por más indigno, por más doloroso que sea, no existe mejor método que fijarlo con la escritura.

No hay que despreciar tampoco la capacidad de la literatura como vehículo de comunicación, compresión y comunión entre seres humanos, más bien al contrario. En palabras de Mario Vargas Llosa: “La literatura nos hace sentir iguales a los franceses cuando leemos a Víctor Hugo, cuando leemos a Albert Camus, y próximos e idénticos a los ingleses cuando leemos un Dickens o un Forster, y nos hace sentir rusos cuando leemos a Dostoievski o vemos sobre el escenario una obra de Chéjov.”
Las novelas tienden puentes entre las diferentes culturas aun cuando traten temas muy específicos de una sociedad concreta. Un lector puede conocer de primera mano cómo se vive o se muere, o cuánto cuesta ganarse la vida, en lugares que jamás pisarán sus zapatos. Y no hay que limitarse a la contemporaneidad, gracias a la literatura es posible acercarse y ponerse en la piel de nuestros ancestros así como vivir las aventuras y desventuras de los personajes de épocas remotas que perviven en las páginas de las grandes obras que nos acompañan desde hace siglos, como un legado imperecedero.

Acogiéndome a los principios ya expuestos de libertad y contradicción, terminaré este breve ensayo con el inicio de La Ilíada, en mi opinión una clase magistral de cómo sugerir en literatura, clave para atraer a los lectores: “Canta, oh musa, la cólera de Aquiles, cólera funesta que causó innumerables desgracias a los aqueos y precipitó al Orco muchas almas de héroes valerosos que fueron presa de perros y pasto de las aves –cumplíase la voluntad de Júpiter- desde que se separaron disputando Agamenón, rey de hombres, y el divino Aquiles.” En realidad, me parece que va a acabar teniendo razón Jorge Luis Borges cuando decía: “¿Pero por qué preguntarse por la utilidad de algo que es bello y nos emociona?”


martes, 8 de noviembre de 2011

Salvador Dalí y la contradicción


"Lo cierto es que al principio de los días nublados
de octubre, en las planicies solitarias de las dunas
de Ampurias, del lado sur de las excavaciones,
se puede oír una voz angustiadísima que se parece
mucho a la voz aceitunada de Salvado Dalí y que dice:
¿NO ME CONOCES? ¿NO ME CONOCES? ¡GALA!"
"¡Más pronto o más tarde, todos están destinados a venir a mí!"


(La primera cita corresponde al fragmento final del Prólogo Especial a la Edición Española de su novela Rostros ocultos y la segunda es la primera frase del Prólogo del Autor a la misma novela, que apareció originalmente en francés pues en España no se editó hasta 1952, censurándose los pasajes eróticos. En 2004, coincidiendo con el centenario del nacimiento del artista, Ediciones Destino la publicó por primera vez de manera íntegra.) 

sábado, 29 de octubre de 2011

El primer EP de Joy Division


En 1977, Ian Curtis y su banda, Warsaw, comienzan a abrirse paso en la escena musical inglesa. En julio graban The Warsaw Demo, de clara influencia Punk, quizás en homenaje a aquel concierto de los Sex Pistols en el Lesser Free Trade Hall de Manchester que sirvió como detonante para que Bernard Sumner y Peter Hook se decidieran a formar un grupo. Poco después de la finalización de la Demo, Warsaw prescinde de Brotherdale como batería para poner en su lugar a Stephen Morris. Ya no habría más cambios en la formación de la banda que a principios de 1978 pasó a llamarse Joy Division. Este nombre hace referencia a los grupos de mujeres judías obligadas a prostituirse en los campos de concentración nazis. En junio lanzaron un EP llamado An Ideal for Living, con cuatro canciones en las que se aprecia una evolución en su sonido, ya no tan crudo.


La portada del EP, a cargo del guitarrista Bernard Sumner, exhibe un dibujo en blanco y negro de un miembro de las Hitlerjugend (Juventudes Hitlerianas) aporreando un gran tambor. El nombre de la banda aparece en grandes letras góticas, Joy! Division. Y para completar el trabajo, el título del EP, An Ideal for Living (Un Ideal por el que Vivir), se encuentra a la derecha, en vertical, con letras pequeñas.
Tras su lanzamiento, el grupo fue acusado de insensibilidad, incluso de ser neonazis. Ian Curtis, Peter Hook, Stephen Morris y Bernard Sumner en todo momento dejaron claro, sobre todo con sus canciones, que aquellas suposiciones eran falsas; pero aun así, los cuatro miembros de la banda debieron de percatarse que la combinación del significado del título del EP con los otros dos elementos de la portada, ambos relacionados al Nazismo, no les ayudaba mucho para desmarcarse de ser tachados de simpatizantes de Hitler y sus ideas. Por esta razón, más tarde, cuando el 12” salió a la venta, la portada fue sustituida por una imagen de un enorme andamio, casi un escudo metálico, delante de un edificio que se intuye en reconstrucción.


martes, 25 de octubre de 2011

La bebida y Joseph Roth

                              "El alcohol, sí, acorta la vida, pero impide la muerte
                               inmediata."

sábado, 22 de octubre de 2011

La mirada de Casagemas


En 1901, profundamente afectado por el suicidio de su amigo Carlos Casagemas, Pablo Picasso (que cuenta por aquel entonces con 19 años) cae en un estado de honda tristeza. De manera inevitable, este trágico suceso le lleva a reflexionar sobre el sentido de la vida y a enfrentarse a la muerte, viéndola quizás como un todo devorador, es decir, la nada.

En sus pinturas, este desasosiego en su ánimo, se filtra, y desde 1901 a 1904 asistimos a una etapa llena de introspección y melancolía. Es el llamado “Periodo Azul”.

Hay un cuadro de Picasso que refleja sin lugar a dudas esta inquietud existencial. Se trata de La Vida (Barcelona, 1903), una de las obras más meditadas de su juventud. Picasso realizó numerosos bocetos preparatorios, en ellos se pueden observar variaciones en la composición de los personajes y que la figura masculina empezó siendo un autorretrato para acabar representando a Casagemas. En La Vida, de esta manera, Picasso permite salir definitivamente sus angustias referidas a su amigo muerto. Se podría decir que esta pintura proviene de sus subsuelos psíquicos por lo que el simbolismo (no deliberado) adquiere gran importancia. Y por ello el cuadro se presta a múltiples interpretaciones. Punto crucial en este hecho es, a mi entender, la mirada del propio Casagemas. Es una mirada penetrante y aún así no deja de mostrar desamparo, incluso fragilidad. Además hay algo en sus ojos, ¿qué ven? Ya pueden quebrarse la cabeza los exégetas: en su incapacidad para lograr fijar con claridad, exactitud y precisión ese algo está la genialidad de Picasso.

A través del espejo

Ojos que no sienten, corazón que no ve.

Web-Lander: Ni Hikikomori ni Nini ni Hacker



         
  Te despiertas y no te reconoces: bien, vas bien. Has dormido con la cabeza apoyada sobre el teclado del ordenador y te duele el cuello. Al moverte la pantalla reacciona, encendiéndose. Tecleas tus contraseñas y entras en tus cuentas. Tienes cuentas de correo en cuatro páginas diferentes, con dos y tres seudónimos cada vez; también en casi todas las páginas importantes de descargas (aunque tú las usas mucho más para subir toda clase de archivos pues tus discos duros están únicamente para lo esencial y aun así están bastante llenos). Perteneces a los veteranos de Youtube, Genero.tv, Menéame y Spotify. Odias Facebook aunque eres tres personas ahí dentro. Y en Twitter has llegado a discutir con quince usuarios sobre armas de fuego de los cuales la mayoría eras tú mismo. Por supuesto, usas Ubuntu y tratas de hundir a Microsoft. Te has registrado en muchos más sitios, pero no los vas a enumerar ahora. De estas cuentas la mayoría ya han sido olvidadas pero a veces, cuando te da la nostalgia, resurgen algunas pues tu lista en Marcadores nunca decrece. Te gusta acumular posibilidades, ver cómo aumentan los lugares que posees con un solo clic.

Lo mejor y lo peor es saber que hoy todo ha cambiado. En cuanto abriste los ojos supiste que no eras la misma persona que antes de dormirte. Tampoco es que te hayas convertido en alguien distinto. Estás mutando. Incluso tu alrededor es diferente. Tu habitación no parece tu habitación aunque no dudas, ni por un segundo, que es tuya. Ya sabías que no era una buena idea echar una cabezadita, pero acumulabas demasiadas horas sin dormir y al final sucumbiste y has de pagar el precio. El precio es tener que reconstruir ese mundo detrás de la pantalla que hace unas horas era todo lo que pedías a la vida.

Regresas a las páginas web que siguen abiertas delante de ti. Las analizas..., pero no recuerdas qué perseguías, por qué aparecen tantas referencias a la nanotecnología aplicada a los alimentos, la fabricación de carros de combate y las muñecas Barbie. Resignado, prefieres navegar sin destino fijo mientras tratas de contactar con ferminus y neodanir, infructuosamente. A cada instante todo se torna más extraño. Sigues introduciéndote en la red, notas que tu cuerpo y tu mente retornan a esa sintonía con la máquina. Tus células reconocen la vibración de las imágenes del monitor cuando consiguen salir del sopor del mal dormir y lees a tremenda velocidad cosas realmente sorprendentes sobre la realidad, la misma que te rehúye. Es excitante. Sabes que eres un pionero, un Web-Lander... Te mueve el afán de conocimiento y arriesgas cada jornada para no volver a ser tú mismo... Deambulas por batallas míticas, luego los volcanes absorben tu atención pues conocen la esencia de este planeta y entretanto observas plantaciones de opio y a millares de manifestantes que rompen sus contratos de esclavitud ante los ojos atónitos de los policías. Por suerte no tienes hambre y no tienes sed. Tampoco sueño ni ganas de mear. Compruebas que la red sigue igual, es decir, en continua mutación. Entonces, sin poder evitarlo, te preguntas cuestiones tan imbéciles como “¿Cuánto tiempo ha transcurrido?” Eres consciente una vez más de que el tiempo no existe porque no hay una verdadera referencia. Jurarías que han pasado unas pocas horas pero en tu ventana ya no hay luz... Descubres que Internet es capaz de convertirse en un agujero negro que hace que las formas que rodean el monitor comiencen a deformarse, a retorcerse como si fuesen una toalla inmensa que estrujan para sacarle hasta la última gota de agua... Has entrado por fin donde querías entrar. Te concentras en lo que lees, ves y escuchas. Tocando el ratón que desplaza al puntero eres invencible, eres único, eres auténtico, eres poderoso. Eres tantas cosas como no eres realmente nada. Tu lengua se restriega por tu cavidad bucal, la sientes seca, agrietada y triste. Abres un Red Bull. Sacas también de la pequeña nevera portátil un par de paquetes de salchichas. Tu desayuno, tu comida y tu cena a las tantas de la madrugada. Mientras masticas no dejas de navegar por la red. Tus pensamientos surgen velozmente hasta que uno de ellos se detiene y se hace fuerte y enorme: “Estás solo."

Tan solo como siempre has querido estar.

Aparecen mil imágenes, pero ninguna te afecta. Permaneces ausente, en un plano distinto. Entonces piensas una nueva estupidez: “¿Dónde estás?” Es imposible responder a preguntas como ésa cuando eres un Web-Lander. Tus sentidos no cejan de pelear por darle forma al mundo que tienes ante ti y que sin embargo está tan lejos. Todo se mezcla en tu cabeza; o tu cabeza se mezcla con todo. A cada instante sientes más agitación neuronal, las visiones se van tornando más frenéticas. Estás manejando demasiadas herramientas a la vez. Tu torre resopla, pareciese que se hincha, que suda. Te encuentras rodeado de un sinfín de cosas que no comprendes, ni siquiera podrías decir cuándo ni cómo empezó el actual viaje por la red a transformarse en un laberinto que se multiplica a sí mismo frenéticamente. Tu ordenador se bloquea. Mientras se reinicia, notas varias puntadas en tu estómago. Vas al baño a pagar la primera de las tres cuotas diarias -como mínimo- de tu diarrea.

Además de tu salud, vas consumiendo tus ahorros ya que un Web-Lander debe encontrar su sustento económico en la red y aún no has sabido cómo hacerlo. Ferminus y neodanir sí lo han conseguido, pero se niegan a contarte cómo. Además de ferminus y neodanir, tienes más amigos; pero a ninguno lo conoces personalmente. Jamás has invitado a nadie a venir a tu casa. Ni siquiera a ferminus o neodanir. Ni ellos a ti… Las visitas son una ordinariez. Además de innecesarias.

Alargas el brazo y sacas de la diminuta alacena un paquete de palomitas para hacer en el microondas y en dos minutos te llenas los carrillos con las rosetas de maíz reventado. Bebes leche a morro. Por supuesto eres de los que piensan que comer delante del teclado es un placer, otro más de esta vida, como lo es también estar fofo y que nadie lo vea. Pero lo mejor es estar solo, o mejor dicho, el poder estar solo siempre que algo no sale como quieres.

En ocasiones te entretienes imaginando qué harías si una mañana te levantases y, en vez de reencontrarte con tus usuarios y contraseñas, con los diferentes personajes que juntos dan una idea bastante aproximada de ti mismo, sucediese que la conexión a Internet no funciona... El tiempo cobraría sentido. El tiempo se curvaría y te tocaría para decirte que cuando quiere puede ser muy lento... Agobiado por el tic-tac, buscarías ropa decente y saldrías a la calle. Aprovecharías para ir a comprar víveres y de camino te meterías en un bar..., eso es lo único que echas de menos, un bar, sentarte en un taburete alto al lado de la barra y beber cerveza tras cerveza mientras los demás desayunan, y luego toman cafés con anís y más tarde tapas... La cerveza delante del ordenador no sabe igual de bien, hay que reconocerlo… Pero, en cambio, frente a la pantalla, los Red Bull te inyectan la rapidez neuronal que más te conviene cuando andas asombrado con las páginas de los Hackers y estás tratando de poner en marcha un sistema para robar todas las claves de tus vecinos. Podrías conseguir dinero así, trapicheando con claves. Sin embargo acabas enfrascándote en conversaciones sin sentido con escritores de reconocido prestigio que se empeñan en mantener contacto con el público; o viendo fotos de gente en sus vacaciones o mientras entierran a su abuela; o dándole a la pornografía..., y eso que procuras evitar esas páginas. Ferminus en cambio está generalmente empalmado o haciéndose pajas. Es muy desagradable porque tiene conectada la cámara web las 24 horas y, bueno, a veces no puedes evitar mirar..., ya tiene un montón de seguidores... Sus padres están horrorizados: su madre descubrió, hace cosa de un mes, su página... Hubo una gran pelea, pero ferminus no dio su brazo a torcer... Resultado: ya no le dan la tabarra con que no puede seguir malgastando su vida delante del ordenador, ahora a sus padres sólo les preocupa la vergüenza que pasan y que su primogénito vaya a enfermar por masturbarse tanto. Pero ferminus no se amedrenta, vive solo, en un estudio, y hace lo que le da la gana a pesar de los chantajes de su madre que amenaza con tener un infarto cerebral... A neodanir, en cambio, según te contó él mismo, sus padres lo han dado por perdido tras luchar por traerlo al redil cuanto han podido. En este aspecto se debe de parecer a lo que sucedía en los ochenta con los primeros yonquis. El padre dejó de considerarlo su hijo y es la madre (a escondidas) quien le va a visitar y le limpia la casa y lava la ropa... No puedes evitar pensar en tus padres… Tus padres están muertos..., que es algo bien jodido…, te duele una barbaridad recordar sus rostros, cuánto te querían…, eres hijo único...,  pero para el caso es mucho mejor, heredaste la casa y algunos ahorros, y sobre todo no has de soportar la mirada inquisidora de un padre decepcionado, ni los ojos llorosos de una madre que no para de sufrir por comprobar cómo vas consumiendo tu salud. Tu periplo, debido a estas funestas circunstancias, fue totalmente personal. Te convertiste en tu propio juez y llegaste, como ferminus o neodanir hacían con sus progenitores, a inventar enfermedades para justificar tu ausencia de la vida social hasta que no hubo más remedio que aceptar que estás conscientemente perdido, que de alguna manera aterrizaste en la red y ahí vas a seguir viviendo puesto que no quieres ser quien eres, sino muchos más. Y es que tú no eres tú, salvo cuando apagas el ordenador… Por eso no lo apagas nunca.


viernes, 21 de octubre de 2011

PIONERA


Amelia Earhart, en 1932, se convirtió en la primera mujer que atravesó el Atlántico volando en solitario. Durante quince horas surcó el cielo para llegar desde Terranova hasta Gran Bretaña.

            Cuatro años antes, Amelia Earhart ya había cruzado el Atlántico en un avión y también había sido en esa ocasión la primera mujer en hacerlo, pero como pasajera. Es de suponer que al aceptar ir como compañera del piloto Wilmer Stulz y del mecánico Louis Gordon en aquel vuelo (organizado en 1928 por el Cuerpo Aéreo del Ejército de los Estados Unidos) quisiese ver desde una posición privilegiada cómo afrontar y superar una travesía de tal magnitud. Es decir, no es descabellado pensar que a esta mujer intrépida, mientras iba de paquete sobre el océano (o aun antes), se le metiese entre ceja y ceja la idea de volver a surcar ese mismo cielo pero siendo ella la que estuviese a los mandos del avión. Lo consiguió el 20 de mayo de 1932, pilotando un Lockheed Vega 5b.

            El siguiente desafío fue atravesar Estados Unidos de punta a punta. Primero a través del Pacífico, desde Hawai hasta California y después hasta Washington. Incluso el presidente Franklin D. Roosevelt le envió felicitaciones cuando Amelia cumplió con éxito la aventura.


            Sin embargo, Amelia Earhart quería más y en 1935 comenzó a preparar un viaje alrededor del mundo sobrevolando la línea del Ecuador, un recorrido de unos 46000 kilómetros en total, la mayor distancia posible. Escogió un Lockheed L-10 Electra, avión bimotor con autonomía de 7000 kilómetros. Y a Frederick Noonan como acompañante.

            El 1 de junio de 1937 despegó desde Miami hasta San Juan, Puerto Rico. De ahí,  a Natal. Desde Natal cruzó el océano Atlántico hasta Dakar. Voló sobre África, Oriente Medio e India. Sus destinos posteriores fueron Bangkok, Bandoeng (en Singapur), Darwin y Lae (en Nueva Guinea). Por aquel entonces llevaba unos 36000 kilómetros recorridos. Su periplo comenzaba a ser un gran acontecimiento en Estados Unidos. Sus compatriotas podían seguir las crónicas de sus etapas enviadas por los corresponsales de los periódicos.

            A las 00:00 GMT del 2 de julio de 1937 partió desde Nueva Guinea. En determinado momento, se interrumpieron las comunicaciones con los buques del ejército estadounidense que últimamente la apoyaban logísticamente y se perdió su rastro.

           El presidente Roosevelt autorizó la búsqueda con nueve barcos y sesenta y seis aviones pero el esfuerzo resultó infructuoso pues no se encontraron ni su cadáver ni los restos del avión.

              En 1938 se erigió un faro en la isla de Howard en su honor.

         Se han escrito multitud de teorías para explicar su desaparición y la de su acompañante, quedaron (y siguen quedando) abiertos muchos interrogantes sobre qué pudo suceder.

          En la actualidad, todavía los exploradores marinos intentan descubrir en las profundidades del Pacífico los restos del bimotor Lockheed L-10 Electra.

              A los escritores nos basta con su leyenda.