Stefan Zweig (Austria, 1881-Brasil, 1942) no consiguió
cambiar el mundo escribiendo. Quizás lo pretendiese durante cierto tiempo, pero
más tarde debió claudicar ante la imposibilidad de aquella tarea. En realidad,
el escritor austriaco se veía a sí mismo como un intermediario entre las
distintas culturas existentes en Europa. No cesó de explorar el panorama
cultural europeo. Su asombroso intercambio epistolar con los intelectuales más
influyentes de su época –más de 20.000 cartas privadas– no deja lugar a las
dudas. En otras palabras, Stefan Zweig fue un gran europeísta, viajero
entusiasta, acérrimo defensor de la comunidad intelectual europea y enemigo de
las doctrinas nacionalistas.
De esta manera, como hombre de letras comprometido, tradujo
por primera vez al alemán obras de escritores totalmente desconocidos en
Austria como Émile Verhaeren o Romain Rolland, con quienes mantuvo una estrecha
amistad. También escribió biografías y ensayos sobre autores que, como él,
transmitían un «pensamiento europeo».
Estas convicciones cosmopolitas se vieron sometidas a una
dura prueba cuando, en 1914, estalló la Primera Guerra Mundial. Fue movilizado
por el ejército austriaco por un período de tres años aunque no llegó a pisar
el campo de batalla puesto que fue declarado no apto para el combate. En 1917, aprovechando un permiso de dos
meses, se trasladó a Suiza en donde se exilió. Ese mismo año la editorial Insel
publicó su obra dramática ‘Jeremías’, de marcado carácter antibélico. Sus ideas
pacifistas, otro de los rasgos que definieron su personalidad, se habían
consolidado en su interior como respuesta a la turbulenta realidad europea de
aquellos días.

Sin embargo, no tardaron en volver a torcerse los
acontecimientos en Europa. En 1933, Adolf Hitler fue nombrado Canciller de
Alemania. Stefan Zweig, de origen judío (aunque no fue educado en esa religión),
fue estigmatizado como no ario por el
régimen nazi que prohibió sus libros en 1936.
Tras el inicio de la Segunda Guerra Mundial, Zweig, junto a
su segunda mujer, su joven secretaria Charlotte Altmann, se trasladó a París
para, desde allí, viajar a Inglaterra donde obtuvo la ciudadanía. En 1940
emigró a los Estados Unidos, pero fijó su residencia finalmente en Brasil. En
1941 escribió ‘Novela de ajedrez’, ‘La tierra del futuro’ y ‘El mundo de ayer’,
su autobiografía, que tuvo que ser publicada póstumamente ya que el 22 de
febrero de 1942, en Petrópolis, Stefan Zweig y Charlotte Altmann se suicidaron.

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