domingo, 12 de mayo de 2013

¿Cómo destrozar las máscaras? o ¿por qué alimentar a los muertos?





¿Cómo destrozar las máscaras?
o
¿por qué alimentar a los muertos?







Las rosas son arrancadas de cuajo
por jardineros que desconocen su oficio,
que pululan en la creencia de que ellos
son las rosas del jardín.
Víctimas de la quietud doméstica,
sucios habitantes de lo intrascendente
dejad de lamer las manos de los popes,
la más mínima brisa os barrerá
zaquizamíes burocráticos,
la poesía es tenaz,
las habitaciones más secretas del palacio
no se dejan engatusar
por cuatro carantoñas,
sois cadáveres agradecidos
hipotecáis la pena,
transformáis vuestra inmensa tristeza de postín
en cuotas de funambulismo,
en parcelas de llanto
que no conlleva lágrimas
sino aburrimiento, el más hondo de los vicios
de quien miente,
de quien se miente.
No os enfrentáis a nadie
tan solo a vosotros mismos.
Yo alzo la voz
con la fragilidad de los peces
en su retorno al mar.
He arribado hasta este preciso instante
para que escuchéis
la palabra desnuda:
Decapitación.



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