Lamentas que el mar
posea fondo,
no existe corazón
que más profundo llegue.
¿De qué materia
está hecha la propia sombra?
El ejercicio de la lucidez
trae cadáveres necesarios,
hasta la orilla ruedan
para ser lavados:
el mal queda
afuera.
Las olas se comen
de la historia la podredumbre.
La restinga
y el aire comparten
en sus límites más extremos
el sol.